sábado, 7 de agosto de 2010

Cuando era niña.


Cuando era niña todo era más fácil. Mi mayor esfuerzo era ordenar mi cuarto o acomodar mi cama. Lo que quería se obtenía esperando un cumpleaños, navidad o día del niño, ósea que mis mayores deseos se cumplían llegadas las fechas en las que me regalaban juguetes. Las amistades eran más sencillas, uno se peleaba y le decía a su amiga “te corto” y a los minutos ya estaba todo bien de vuelta… uno solo pensaba en: que seré cuando crezca, y las propuestas eran ideas tan locas como detective privada, entrenadora pokemon (?), conductora de tv, rica como Ricky Ricon (más signos ¿? Ja), cantante, veterinaria, superestrella, y escritora… si, era muy soñadora, y si bien ya abandone algunas de esas descabelladas posibles profesiones en mi lista de que seré en los próximos años (porque digamos que ya tengo casi 20, así que decir cuando sea grande o cuando crezca sería erróneo), sigo siendo igual de soñadora, y si bien ahora veo el mundo de una manera tan distinta a la de antes, ahora veo que mi futuro no depende de suplicar cosas a mis papás(como cuando era chica y quería algo) si no de mi esfuerzo, compromiso, talentos y oportunidades, y también veo que la vida no es tan justa. Veo que en el mundo hay muchas irregularidades, discriminaciones, gente que sufre y muere, ya sea de hambre o por producto de la violencia; y antes jamás me había percatado de eso. Igual sigo creyendo que puedo ser esa persona con la que soñaba ser… y pese a que todo sea más difícil a medida que uno más crece, estoy segura que aunque cueste voy siempre a ir tras mis sueños, respetando mis principios, mis creencias y mis valores. Y aunque alguna de las cosas que espero para mi vida aun suenen imposibles, estoy feliz de no haber perdido esa fe que tienen los niños de no dudar en sus sueños, y de creer que son posibles.

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